RESUME DEL SEGUNDO DÍA DE EVALUACIÓN DEL PROYECTO DE XEOPARQUE DEL CABO ORTEGAL POR PARTE DE LA UNESCO
Según día de evaluación de nuestro proyecto. Ayer tocó recorrer los ayuntamientos del interior: San Sadurniño, Moeche y Cerdido. El británico Chris Woodley-Stewart y el uruguayo César Goso mantuvieron a lo largo de la jornada varios encuentros con entidades del territorio alternados con visitas a lugares destacados por su geología, por su paisaje, por su patrimonio o por tratarse de iniciativas de desarrollo local.
La primera parada fue en el vértice xeodésico de Racamonde, en Naraío, donde el Ayuntamiento de San Sadurniño creó un pequeño espacio de interpretación al aire libre que permite divisar casi la totalidad del ámbito del proyecto de xeoparque, además estar integrado en la zona granítica del Forgoselo y su litología totalmente diferente a la del resto del territorio aspirante al distintivo Unesco.
Desde allí la expedición, guiada por Fran Canosa, Secundino García y José Miguel Alonso Pumar, bajó al castillo de Naraío para mostrarles a los evaluadores la fortaleza y conversar un pedazo con César Galdo, de la Asociación Vecinal El Castillo, una de las que lleva más años dándole difusión al proyecto, en el que próximamente se integrará cómo «Entidad amiga».
Luego de una pequeña visita al área de descanso de Igrexafeita -lugar en el que la Goso y la Woodley-Stewart les llamó la atención el hórreo que hay allí instalado-, la misión evaluadora se trasladó a la Casa del Ayuntamiento para mantener un encuentro con colectivos y empresas relacionadas de una forma o de otra con el desarrollo local y sociocultural.
Fue el caso del proyecto Chanfaina Lab encabezado por el académico Manolo González, de las artesanas de las Tres Lolas de la Cascarilla -que hacen muñecas con plana del maíz-, de la Asociación Agroecolóxica La Finca -presidida por Xosé María García-, de la firma de galletas ecológicas Maruxas de Nata -a la reunión vino su responsable, Sandra Suárez- y de la Asociación de la Fruta Autóctona del Eume, de la que es miembro el concejal de Desarrollo local Manolo Varela, quien aprovechó para explicar el contenido de la huerta de conservación de frutales Carlos Nos fuere (auténtico banco de variedades del país que cualquiera puede solicitar para plantar o injertar) y del Arboreto de la Finca, que reproduce todos los tipos de bosque gallegos, además de ser espacio de ocio que acoge ferias y otros eventos.
En el entorno de la casa consistorial, los evaluadores también pudieron apreciar los usos de la serpentina (el toelo) como roca ornamental muy empleada en las construcciones más antiguas en linteis, escaleras, cruceros y mismo como baños para salar y conservar los productos de la matanza.
Desde San Sadurniño, el equipo evaluador marchó a Moeche para acceder la Mina Piquito II. Acompañados por la alcaldesa, Beatriz Bascoy, por Fran Canosa y por los profesores de geología de la UCM Ricardo Arenas y Sonia Sánchez, los representantes de la Unesco accedieron a las galerías de la antigua explotación de material rico en cobre, que se mantuvo abierta hasta casi los años 70 del siglo pasado. En el interior le atendieron a las explicaciones de Canosa sobre las vetas con presencia de cobre, originadas por los materiales emanados a más de 300 grados centígrados por fumarolas volcánicas submarinas.
Sin embargo, además de las explicaciones técnicas del geólogo, los evaluadores también pudieron conocer el trabajo en la mina cuando estaba abierta, gracias a la memoria de Gerardo Dopico -Gerardo de la Ribeira-, de 76 años, que también participó en la ruta y que entró trabajar allí siendo un niño de 15 años, primero en el lavado del mineral y luego en la propia Mina Piquito II -también conocida cómo Mina Santa Marta-, antes de emigrar a Francia.
Tras más de medio siglo abandonada, hoy la mina es un espectácular espeleotema de estalactitas y estalagmitas azules y marrones, además de mostrar acumulaciones de yeso y azufre que parecen de otro planeta. Por este motivo, Mina Piquito está propuesta para entrar en el catálogo de nuevos Geosites -lugares de una grande relevancia geológica- del IGME.
Esta visita fue la última parada de la mañana y, luego del paréntesis para almorzar, la misión retomó la evaluación acercándose al Centro de Transformación Agroalimentaria A Fusquenlla. Allí esperaban Iria Pena, de la Ganadería Ecológica Lavandeira, Virtudes Méndez, de la quejaría Lácteos Moeche y Isita Fernández Durán, del GDR Seitura 22, entidad gestora de fondos europeos de desarrollo rural que financió la compra de equipamiento, mientras que la Diputación de A Coruña cubrió los cuestes del 80% de las obras.
Los guías fueron en este caso Beatriz Bascoy, el concejal de San Sadurniño Manolo Varela y la veterinaria Pilar García, formadora del centro, quien explicaron tanto el diseño de las instalaciones como el tipo de producto que ya se está elaborando, principalmente zumos y conservas de fruta y huerta, en espera de que entre en funcionamiento a línea dedicada a la miel. La Fusquenlla es un proyecto integrado en la red provincial de espacios colaborativos y está promovida por los ayuntamientos de Cerdido, Moeche, San Sadurniño y Valdoviño, los cuatro integrantes también del Proyecto de Xeoparque del Cabo Ortegal. Antes de marchar se ofreció una degustación -igual que se había hecho por la mañana en San Sadurniño- la base de queso, zumo de manzana y distintas compotas en conserva.
Desde La Fusquenlla, situada en el recinto ferial de Sano Ramón, la misión de evaluación bajó al valle de Moeche para visitar el castillo, que próximamente acogerá un centro de interpretación del proyecto de xeoparque. Allí, tras acercarse a la escultura dedicada a la cantera Soledad Campos (hecha en toelo o piedra de Moeche) y después de una breve introducción a la historia de la fortaleza por parte del técnico de Turismo, Ramón Carballeira, visitaron la exposición de objetos en madera del ebanista local José Fernández y, en seguida, hubo un nuevo encuentro con entidades vecinales y culturales del municipio, todas ellas ya integradas en el proyecto como «Entidad amiga».
En la reunión participaron Xaquín Ros (AVV Valle de Moeche), Eva Quetti (AVV Labacengos), Vanessa López (AVV Balocos), Alexandre Campos (AC Irmandiños). También asistió Mari Luz Umia, de Alalá Turismo, que es una empresa local centrada en las experiencias culturales que además también ha previsto entrar dentro de poco en la actividad de los alojamientos turísticos.
El final de esta intensa jornada se produjo en Cerdido para comentar el pasado minero del cobre compartido con Moeche. Allí se visitó la chimenea de las Cabanas, que data de finales del siglo XIX como vestigio del sistema extractivo por calcinación empleado hasta que se impuso el sistema de flotación con productos químicos -entre ellos el cianuro-, mucho más rentable y también peligroso y contaminante, tal y como quedó demostrado en el vertido que se produjo al río Xubia en los años 60 por la rotura de una de las balsas de Mina Piquito, lo que supuso la pequeña escala un desastre ecológico similar al ocurrido en la mina sevillana de Aznalcóllar en 1998.
En Cerdido, en la compaña del regidor municipal Benigno Gallego, Chris Woodley-Stewart y César Goso finalizaron la ronda acercándose a los campos de arándanos de Horticina, donde los atendió su responsable, Miguel Mato.
Y este martes, tercero día de evaluación, la misión de la Unesco volverá a la zona costera. Empezarán la primera hora en el litoral volcánico de Loiba y Espasante, luego se acercarán a Ortigueira y hacia el mediodía estarán en Cariño. La primera hora de la tarde está previsto un encuentro en Cabo Ortegal con representantes de todas las instituciones implicadas directa o indirectamente con el proyecto: los ayuntamientos integrantes de la Asociación para la Gestión del Xeoparque del Cabo Ortegal -Cariño, Cedeira, Cerdido, Moeche, Ortigueira, San Sadurniño y Valdoviño-, a Diputación de A Coruña y la Xunta de Galicia.